POEMA MADRE DULCE, MADRE AMABLE
A
mi querida Madre
Madre dulce, madre amable.
Aurora mía, luz entre mis sombras, amor
inconfundible y esperanza mía.
De tu vientre, mi ser tiene forma y de tu corazón,
mi ser tiene vida.
Regálame Madre tu alma por esta tarde, como ayer
cuando crecía
entre tus brazos, como ayer cuando era niño bajo tu
mirada.
Madre dulce, Madre amable.
Anhelada mujer, regalo divino, flor sublime de mi
alma.
Delirio es tu voz, delirio son tus ojos, delirio es
este amor que
rompe mi vida, y la traza en tus mismas huellas
cuando suelo acogerme
en tu pecho, bajo tu dicha, que se inserta en mi
todo, mi ánima.
Madre dulce, Madre amable.
¿Cuántas veces jugamos a reír y a correr por los
rincones del alba?
¿Cuántas veces te vi llorar y caer por los espacios
de tu alma?
¿Cuántas veces fui más tu hijo y tu embeleso?
Porque tú siempre serás Madre, la mujer de los más
tiernos besos.
¿Qué será de este bisoño, hijo tuyo, cuando al cielo
te vayas?
¿Qué será de mi alba, de mis noches y fugaces
mañanas?
¿Qué será de mi ilusión, qué será de mi pequeño
corazón?
¿Qué será de la casa, que será Madre, qué será?
Será el vacío infinito, será el dolor de hijo, el dolor
íntimo, el misterio?
Juguemos en el patio de los recuerdos, como ayer
cuando era niño,
cuando me buscabas en los salones y yo me escondía
en los armarios.
Después tú me encontrabas y me levantabas hacia el
cielo, y yo gozaba de
mi Madre, yo no vivía un sueño.
Esos años plenos, esos años eternos.
Madre dulce, Madre amable.
Yo sólo puedo regalarte versos, porque en esos
versos
te regalo mi alma,
y en esa alma te regalo mi vida, porque yo siempre
recuerdo
cuando conmigo jugabas y en esos juegos tu vida me
dabas.
Acuérdate Madre de este bisoño hijo tuyo.
Acuérdate de mí siempre, tu pequeño delirio.
Porque yo te prometo Madre dulce, Madre amable:
Ser siempre tuyo, ya que en tus brazos, yo me siento
niño,
niño de nuevo, tu niño eterno.
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