POEMA UNO DE TANTOS PEQUEÑOS
Un saludo angelical ha estremecido tu cordero corazón
y tu fiat ha girado
nuestra historia.
Dios vendrá a ser
santo sacrificio y mar de perdón.
¿Me oyes Madre?
Esta tarde de pradera gris
que te vengo a rezar.
En mi oración
estás observando el mundo
con dulce mirada
y el destierro que
palpas de tu Santo Hijo
hacen vivas las
palabras del viejo Simeón.
¿Me oyes Madre?
Soy tu hijo, del jardín, uno de tantos pequeños.
Antes de nona tomaste el manto maternal,
y en él nos has hecho filios de tu amor.
En mi cena con Cristo,
deseo verte Madre,
antes de dejar el último trozo de pan sobre la mesa.
Son cuarenta los golpes
en el pozo de tu corazón.
Y el flagelo aún te duele,
tú eres Madre, guardiana de mi panteón.
Frente al madero tomaste nuestras cruces
y el joven Juan secó
las lágrimas de tu santo amor.
En aquel Gólgota gris
tu Cristo esta tarde se te va
y aunque conoces ya
del triunfo sobre la muerte,
el camino hacia el
calvario aún recorre tu cordero corazón.
¿Me oyes Madre?
He venido a rezarte al
jardín de tu ensueño,
esta tarde que va perdiendo ya su tono gris.
Comentarios
Publicar un comentario