POEMA AQUELLO QUE QUEDA

 

A Geraldine Farfán de Fernández

 

Nos casamos ante la bendición de Dios y los ángeles del cielo,

un veintitrés de Julio por la tarde en una iglesia cercana.

Quizás nos enamoramos desde siempre, desde un lejano Diciembre

fueron más de mil días que los conté,

nos buscamos inquietamente en la niñez

y nos encontramos finalmente en nuestra  juventud.

 

Vivimos felices seis años y tuvimos un fruto llamado Belén,

desprendida del sol y la luna,

que nos uniría por todos los tiempos.

Esa niña que hoy aprende a ser mujer.

Te amé, me amaste, fuimos uno.

 

La sensatez católica  prevaleció ante la realidad innegable,

te agradecí el haberme acompañado en la salud y en la enfermedad  y

te confié toda mi vida entera, Dios es nuestro juez y testigo.

Te cuidé y protegí como a una rosa que despierta una vez en un jardín.

 

Han pasado ya los años, el tiempo tiene su itinerario.

Te pedí perdón por las veces que no hice bien.

Me quedo con los buenos años y momentos.

Aprendimos a reír juntos al lado de nuestro fruto.

Solamente Dios sabía que años después me seguirías ayudando.

La soledad me espera, soy feliz hoy de esta manera en la que vivo

y dedico mis días a la oración, al arte de la lectura y al oficio de la literatura.

 

Nos quisimos en extremo, te doy gracias por ello, yo también te perdono.

Dios nos pide que seamos mejores padres y quizás amigos.

El tiempo nos enseña a entender lo vivido.

Más tarde o más temprano,  nos volveremos a ver en la eternidad,

en el más allá que nos espera, no hay mucho más por decirnos, pero sí por vivir.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

NOVELA CAMINO A LA ETERNIDAD PRIMER CAPITULO:ESTUDIOS Y TRABAJO

POEMA NOCHE DE NAVIDAD

ARTICULO: EL AREQUIPEÑO VARGAS LLOSA