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Mostrando entradas de agosto, 2024

CARTA A MIS PADRES

  Yo soy una de esas personas que a veces espera que la razón y la fe le dicten lo que debe hacer. Pues mi pequeño corazón hoy los recuerda a los dos, los recuerda siempre. Desde su ausencia, hay un breve vacío en mi alma, que les reza y pide su intercesión para mis peticiones al Hacedor del mundo y de la vida humana. Tú madre, partiste al encuentro con Dios una noche de invierno del 2013, te fuiste como se elevan los ángeles y dejaste en la casa un vacío imposible de llenar. Conociste a tu nieta Belén, la primera de todos tus queridos nietos. Mi padre no dejó de llorarte nunca, algo indescriptible a mi entender. ¡Cómo te quiere! ¡Cómo se quisieron ambos como esposos! Algo admirable y aleccionador para la familia. Ahora los dos son como ángeles que habitan un lugar del firmamento, tal como Dios lo quiso. Eso espero yo también vivir. Me separé de una forma cristiana y muy pacífica, fue lo mejor, no creo en el divorcio, ustedes me inculcaron mi fe católica. Y estoy solo hace varios...

RELATO AUTOBIOGRAFICO:LA ULTIMA TARDE

  M uchas veces caminaba por las calles del centro de la ciudad de Arequipa, en medio de gente que parecía apresurada por las horas e indiferente por los días de crisis que se vivía en el segundo semestre del año de 1985, durante el gobierno del repudiado (por todo peruano honesto y pensante) Presidente Alan García Pérez. Esas calles que parecían senderos cortos y eran una más bella que la otra, guardaban un silencio en la quietud de la noche y eran tránsito ajeno en la vivacidad del día arequipeño. Esas calles, donde mis pasos dieron muchos acentos y fueron testigos de mis otoños y pasivos inviernos, eran las arterias de la Ciudad Blanca por su presencia estoica, por sus externos en sillar, por su historia sabia y andina. Las calles que respiran del campo y pasajes que conducen a la Plaza de Armas, donde las palomas son dueñas indiscutibles del lugar y sus nidos son la atención de todo visitante; alborotan la plaza todas las mañanas y nos hacen presos de sus vuelos en bandadas alr...

CARTA A BELEN

  CARTA A BELEN Tú eres y serás siempre mi niña alegría. Me quedo especialmente en el recuerdo con tus años de infante. Ahora que haces tu Confirmación, te conviertes en soldado de Cristo. Tienes ahora el deber de difundir y defender la fe católica, en la que fuiste bautizada a los pocos días de haber venido a este mundo girador. No es faena o tarea fácil defender la fe, pues hoy se niega a Dios con mucha facilidad. Tienes y tendrás muchos amigos en tu vida, pero ninguno como Cristo, es realmente el amigo que nunca falla. Aférrate a Dios con todas tus fuerzas, allí está la felicidad que tanto buscamos. Sé feliz Belén, no te pierdas los instantes, los momentos. Seguirás creciendo, ya conoces el mundo; ingresarás a la universidad, viajarás, formarás tu propia familia, te sucederán muchas cosas, pues la vida es un reto, una bella aventura. Dios te acompaña, no lo olvides. Me gusta conversar y rezar mucho contigo, eres muy comprensiva conmigo, lo cual te agradezco. Yo te quiero B...

CARTA A MI ABUELA

  CARTA A MI ABUELA A la memoria inolvidable de mi abuela María Querida abuela: Hoy, no puedo decirte secretos al oído como solía hacerlo antes al pie de tu sillón, pues desde ese día de tu silencio, aquella costumbre es un bello recuerdo de mi niñez. Es por eso que te escribo esta carta y espero que la recibas y mandes pronta respuesta. Han pasado casi siete años y aunque hoy, yo habito ese dormitorio tuyo, la ausencia aún es muy grande para todos los que tuvimos el enorme privilegio de conocerte y amarte. Yo no creo mucho abuela, en eso que dicen sobre el tiempo y su remedio para curar las heridas del corazón, pues la herida yo la tengo adentro y aún sangra mucho, creo que sangra más. El tiempo y Dios me dirán qué hacer. Aquí, los hechos no han cambiado tanto. Mamá sigue renegando como antes, sobre asuntos de la casa y sigue siendo la madre excepcional que tú delicadamente con tus manos y espíritu formaste. Pero, desde que dejó la enseñanza, hay una pena en su alma y no...